En el campo de tiro exterior, Ralf se da cuenta de que
Clark y Leona se traen algo entre manos y les llama.
“Eh, ¿qué están haciendo?”.
“Eh, líder de escuadrón”.
Clark responde levantando su mano para mostrar su
nuevo traje de camuflaje de campo.
“¿Eh? ¿Qué es eso?”.
“Nuestro escuadrón ha recibido este equipo de alta
tecnología para probarlo. Lo llaman el ‘sistema de combate de última generación
de infantería’, o algo así”.
Clark señala la mochila que lleva en la espalda.
“Ese ordenador toma datos en tiempo real del campo de
batalla y los envía a las unidades de apoyo tras las líneas. Si los datos del
frente son adecuados, puedes enviar apoyo aéreo y suministros”.
“¿Es eso cierto? A mí me parece la típica armadura
normal”.
“Este kit incluye un casco con visor, un pequeño
teclado para introducir datos y un montón de cosas más”.
“Tenga lo que tenga, se parece mucho a lo que nosotros
no necesitamos, ¿no crees?”.
Ralf frunce el ceño y da una palmada en la espalda a
Clark. Aunque Ralf no desmerece la utilidad del nuevo equipo. Se trata de un
material que solo sirve para misiones con un gran apoyo, y duda que para
mercenarios como ellos, especializados en misiones especiales encubiertas con
un pequeño grupo de choque de élite, algo así les resultara útil. Mientras Ralf
explica eso, Clark se encoge de hombros y suspira.
“Ya sabes cómo son estos fabricantes de armas. Nos
dejó esto para que los probáramos, para decidir si se lo compramos”.
Ralf hace una mueca con los labios y mira a Leona, la
siempre lacónica Leona no aporta nada a la conversación, está demasiado ocupada
leyendo el manual de instrucciones que sería por si mismo una excelente arma
arrojadiza. Al contrario de Ralf y Clark, Leona parece encantada con esto y
Ralf no puede evitar reírse ante este lado infantil de
Leona, y le pregunta a Clark algo que acaba de recordar.
“La alta tecnología está bien pero, ¿cómo va de
resistencia? Si se rompe fácilmente, ¿qué?”.
“Es un blindaje corporal de primera clase. No puede
recibir impacto directo de tanque, pero si un disparo a quemarropa de un arma
de fuego ligera”.
Clark saca orgulloso el dedo por el agujero de su
camisa.
“¡Guau! ¡Parece que debería darle una oportunidad!”.
Comienza a mover su brazo derecho de forma exagerada
para sorpresa de Clark y le golpea el plexo solar con el puño.
“Ooooh…”.
El enorme cuerpo de Clark sale volando acompañado de
un gruñido. Mientras tanto, Ralf, que acaba de derribar completamente a Clark,
se garra la mano derecha.
“Auuuu…! Es un blindaje duro. ¡Le he pegado con todo
lo que tengo y ni siquiera lo he abollado!”.
“…”.
Mientras Ralf se asombra por los resultados de su
experimento. Clark, que ha caído de espaldas, se levanta despacio del suelo.
“¡Eh! ¿Qué tal? ¡Apuesto a que no te ha dolido
mucho!”.
“Oh, no, el estómago no me duele nada… solo la
cabeza”.
Mientras responde, sigue frotándose la nuca. Se la
debe haber golpeado cuando cayó contra el suelo.
“Bueno, entonces, líder del escuadrón, es el momento
de ver lo resistente de esto”.
“¿Eh? No, no hace falta”.
“No, no diga eso. Vamos, pruébelo”.
“He dicho que esta bien. De todas formas yo no usaré
algo así”.
“Nunca se sabe lo que pasará en el campo de batalla,
por lo que no pasará nada si aprende a usarlo”.
Aunque Clark hablaba con educación, su tono de voz
indicaba cierto rencor.
“¿Eh? N me digas que estás enfadado conmigo”.
“¡Claro que lo estoy!”.
Clark se quita violentamente el blindaje corporal,
agarra a Ralf y lo tira al suelo.
“Eh, espera… ¡eh, Clark” ¡Soy tu oficial superior!”.
“¡No creo que haya nada en el reglamento que diga que
puedes golpear a un subordinado así sin más!”.
“B-bueno, es que lo has dicho, nunca sabes lo que
puede pasar en el campo de batalla…”.
“Entonces piensa que esto es otro incidente
inesperado”.
Clark agarra el cinturón de Ralf por detrás, lo
levanta sin problemas sobre su cabeza y lo tira al suelo con una llave de lucha
libre.
“Aaah-agh… v-vas a pagar por esto”.
Después de caer de espaldas al suelo, Ralf se levanta
rápidamente y corre hacia Clark para hacerle un placaje.
“¡Eso no ha sido improvisado!”.
“¡Ha sido malintencionado! ¡¿No sabes cuándo parar?!”.
“¡Lo único que he hecho ha sido derribarte como tú has
hecho!”.
“¡¿Qué has dicho?!”.
“¡¿Qué HAS dicho?!”.
Clark vuelve a agarrar a Ralf por la chaqueta y los
dos chocan sus cabezas en un sonoro cabezazo y comienzan a pelear como un par
de niños.
“Paren… ¡los dos!”.
Leona levanta la cara del manual, pero, por supuesto,
su grito no los detiene.
Más tarde, esa misma noche.
Ralf, cubierto de vendas, se sienta en su dormitorio
con los brazos cruzados, pensando. Lo que le llama la atención es el blindaje
corporal que, milagrosamente, mantuvo si integridad durante la pelea con Clark.
Ralf sonríe enseñando los dientes mientras se rasca la
barbilla.
“Puede que después de todo, esto tanga utilidad”.
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